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Beso

Cinco beneficios de dar besos

Por Gina Justiniano

El 13 de abril se celebra el Día Internacional del Beso y, así como sus efectos positivos en la salud se han ido popularizando (dicen que reduce la presión arterial o que elimina dolores de cabeza, por ejemplo), el beso también tiene efectos positivos a nivel de la psiquis. El acto de juntar los labios tiene consecuencias sanadoras y otros beneficios más que vale la pena reconocer y poner en práctica.

1. Generan apego y afecto

Besar a alguien sirve para renovar el vínculo afectivo y de confianza, ya sea dentro de una pareja o con una persona cercana. Introducir los besos dentro de la rutina de pareja es un buen modo de recordar y fortalecer ese vínculo.

Cuando una pareja acude a hacer terapia lo primero que se le pregunta es con qué frecuencia se besan y es que los besos son indicadores de cuán bien o mal va una relación. La psicóloga clínica Pilar Bernal afirma que a mayor caída en la relación menor cantidad de besos se da la pareja. Y a partir de ello, la relación se irá deteriorando hasta llegar a la agonía.

Por todo ello recomienda “internalizar que el contacto físico y los besos hacen bien, energizan y permiten construir vínculos de afecto y de amor que ayudan a crecer”.
Los besos son definitivamente generadores de cohesiones afectivas fuertes y son formadores de vínculos afectivos permanentes. Un investigador de la Universidad de Wisconsin ha revelado cómo la falta de contacto físico por medio de caricias y besos crea condiciones de apatía, indiferencia y lentitud en las reacciones. Se ha demostrado que el calor de la cercanía física promueve el acercamiento entre las personas y la seguridad emocional entre ellas.

2. Inspiran sentimientos positivos

Besar genera sentimientos de bienestar. Los besos son necesarios para la salud a todas las edades, pero sobre todo para los niños. Una de las comunicaciones emocionales más importantes que puede recibir el cerebro en formación de un niño es la del beso de sus padres. Los niños que crecen sin besos tienen mayor riesgo de estrés y enfermedades.

Y es que, en palabras de Bernal, los besos van acompañados de una enorme carga de afecto, y los afectos son aquellos sentimientos que nos permiten movernos en nuestro entorno dando y recibiendo.
En este punto, la psicopedagoga Cinthia Rivero reconoce que los besos para los más pequeños son esenciales para establecer el apego que es vital en el crecimiento emocional (les da estabilidad, equilibrio de las emociones y les permite sentir que su mundo es estable, coherente y que son queridos por alguien).
“Los seres humanos nos alimentamos de las caricias, del sentirnos que hay alguien que nos quiere, nos mira, nos besa, nos ama y se preocupa por nosotros”.

3. Elevan la autoestima

Que alguien te bese hace que te sientas querido y eso repercute muy positivamente en la autoestima. Besar y que te besen es un acto que contribuye a reforzar el ego y la imagen que tenemos de nosotros mismos. ¿A quién no le sube la moral que le besen?

La autoestima es uno de los motores fundamentales del desarrollo personal de un ser humano. A través de un beso, una persona recibe reconocimiento, se siente valorada, especial, diferente y única. Los besos aportan confianza en uno mismo, y por lo tanto esperanza, ganas de vivir, alegría… Un beso produce sensaciones agradables que generan un recuerdo en la memoria personal. Cualquier muestra de cariño aporta autoestima tanto a quien la da como a quien la recibe.

4. Disminuyen el estrés y la ansiedad

Besar bien disminuye el estrés, la tensión y la ansiedad. Según diferentes estudios, tanto hombres como mujeres tienen una disminución en los niveles de estrés después de dar un beso. 
Los besos estimulan la liberación de endorfinas, químicos neurotransmisores conocidos como opiáceos naturales, ya que su secreción causa una sensación de placer, además de disminuir emociones como angustia, desánimo o depresión.

5. Dan sensación de felicidad

Los besos producen, a nivel emocional, una sensación mayor de bienestar y placer.
Para Andréa Demirjian, autora del libro Besos: Todo lo que usted siempre quiso saber acerca de uno de los placeres más dulces de la vida, “Si te sientes estresado o deteriorado, besar es verdaderamente el elixir que necesitas para sentirte mejor. Te relajará, restablecerá y revitalizará...Los químicos del cerebro que te hacen sentir bien comienzan a propagarse, como la serotonina, dopamina y oxitocina, cosas que puedes obtener cuando besas".

Aspecto sociológico

El beso, como acto fisiológico, aparece muy temprano en el proceso de socialización y aprendizaje del individuo. Irrumpiendo incluso mucho antes que el desarrollo de las capacidades del lenguaje.
El beso, según la antropología, tiene su origen en los nacimientos de los bebés. Según la historia evolutiva los mamíferos desarrollan dos actividades, primero la de succionar, chupar o mamar y luego la de masticar los alimentos. Gracias a la succión de la leche materna se da una relación entre el recién nacido y la boca, siendo esta el primer medio a través del cual se logra satisfacer una necesidad. El acto de succión se asocia a un sentimiento de placer y de satisfacción. Así el beso se convirtió en una señal de amor y cariño entre las personas.

Es decir, de ser un comportamiento alimentario, después pasó a ser un gesto de saludo y un estímulo sexual, como lo dijo Desmond Morris, investigador de la comunicación animal y humana.

Respecto a los besos con los hijos

En los niños es fundamental las caricias, el contacto físico. Un beso es tan importante como el dedicarles tiempo y valorar las expresiones de afecto. “Así les estamos educando en la expresión de cariño y afecto hacia el otro, el dar y también recibir cariño del otro”, detalla Rivero.

Los niños que crecen en ambientes poco demostrativos también aprenden a tener poco  nivel de expresión emocional; los que se desarrollan en otros entornos más expresivos, son más efusivos, necesitan mayores muestras de cariño y suelen ser también más demandantes y dadores de besos, caricias y abrazos.
“Al crecer, especialmente en la pubertad y adolescencia, amplían su mundo y por ello tienden a buscar grupos de preferencia, y eso hace que cambien en su forma de expresión de cariño o afecto hacia la familia, así como también el lugar (en casa o en público) para expresarlo”, hace notar Rivero, quien no aconseja exigir o avergonzar a los chicos con respecto a la demostración, forzada, de cariño (un beso en público).

Por otro lado, Bernal resalta que es tremendamente importante besar a los niños pequeños, pero en la frente, en la mejilla o en las manos. “Los niños deben ser besados por sus seres queridos y deben ser respetados en su individualidad y en su privacidad. Esto quiere decir, que no debemos besar a los niños pequeños o grandes en la boca”.

Para la psicóloga clínica el beso en la boca siempre estará condicionado con un beso de placer, de pasión y no así los besos en la frente, las mejillas o las manos; “que tienen una connotación de respeto, amor, paciencia, tranquilidad y que también van acompañados de un cuidado de la salud física hacia nuestros pequeños por los altos niveles de bacterias que puede tener el ser humano mayor frente a un niño”.


Ejercicios para soltarse y dar más besos

Antes que nada convencerse de que el contacto físico hace bien y permite construir vínculos de afecto y de amor que ayudan a crecer. Incluso Bernal propone ponerse la meta de dar por lo menos dos besos al día y también recibir la misma cantidad y que este número vaya subiendo paulatinamente.

Por su parte Rivero reconoce que puede ser complicado si la persona no tiene la intención de abrirse más, ser más emotiva y besar con más frecuencia y facilidad. “Lo primero es que quiera aumentar su expresión de afectos. El segundo paso es ejercitarse con las personas que menos resistencia le generan o que son más afectuosas; comenzar devolviendo abrazos, dando más frecuentemente un beso o haciéndose el propósito de decir cada día aunque sea una frase de cariño, de expresión de buenos deseos por el otro”.
Incluso da una terapia para abrirse más: “Ayuda el entrenarse en psicodrama, teatro, clases de actuación y participar de grupos en los que se puedan expresar las emociones. Poco a poco se irá soltando en otros ambientes” y acota que lo más importante es  la decisión de querer cambiar.


Manos a la obra

Los besos, abrazos, los ‘apapachos’ jamás están de más. Como dice Bernal: “Siempre serán generadores de energía positiva y jamás debemos dejar de darlos”.

Hay que tener la certeza de que el dar afecto y recibir afecto es algo que a la pareja, a los hijos, a los padres, a los hermanos o a los amigos siempre les va a hacer bien. Este 13 de abril es una gran oportunidad para poner en práctica los besos y gozar algunos de sus beneficios.

Lo que dicen los antropólogos
El porqué besamos ha sido una cuestión muy estudiada y el consenso no está claro. Diversas teorías han querido dar respuestas pero más que un argumento único, estamos ante una combinación de factores que nacen en la biología, se materializan desde la psicología propia del individuo y se forjan desde la cultura y la sociedad. La famosa antropóloga Helen Fisher, en sus estudios sobre la conducta del besar, afirma rotundamente que se trata de algo innato. Sus estudios se han basado en animales y humanos de diferentes culturas. Así argumenta, que mientras el caracol utiliza sus antenas para acariciar, el ave utiliza su pico para besar y el humano sus labios. Todos ellos de manera innata. Por otra parte, la alimentación de boca a boca de madres a hijos y el comportamiento observado en muchas aves y mamíferos podría dar lugar a pensar que el acto del beso se contempla como un acto de afecto que empieza entre madre y el neonato.

Fuente: www.eldeber.com