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La muerte de un Genio

Medio mundo despide al gran gurú de la tecnología

Por Alvaro Gª de Polavieja

Cuando millones de personas quedan en deuda con una, queda claro que esa persona era un ser excepcional. Eso es lo que ha ocurrido con el gran Steve Jobs, fundador y CEO de Apple hasta su fallecimiento, que ha tenido lugar en su casa de Palo Alto, California.

He leído unos cuantos artículos y biografías del Sr. Jobs. Hoy Internet es suyo, todo lo demás parece haber quedado en un segundo plano. En todas las crónicas se destacan de tal forma las virtudes de este genio visionario, que creo que volver a insistir sobre ellas sería perder la oportunidad de aportar una perspectiva diferente.

Para muchos, no ha habido nadie como Jobs en el último siglo: nadie con su capacidad para descubrir necesidades y ofrecer soluciones revolucionarias, nadie con su atractivo personal, nadie con su capacidad de liderazgo, nadie con su visión sobre el marketing y el branding, nadie con su fe en su capacidad para cambiar las cosas y, a través de ellas, cambiar el mundo entero.

Desde Piquio.com queremos rendir nuestro particular homenaje a este personaje como de ficción. Hay un pequeño matiz que muchos parecen pasar por alto, y que es precisamente el que vamos a destacar aquí. Para unos Jobs era un genio por esto, y para otros por lo otro. Pocos, o ninguno que yo haya leído, llegan a la conclusión fundamental: Jobs era tremendamente bueno en casi todo lo que hacía.

Por eso con 12 años ya quería y solicitaba prácticas en IBM. Por eso se convirtió en millonario a los 26. Por eso -porque muchas veces estaba tan lejos del resto que era para ellos imposible entenderle- fue expulsado de su propia compañía, y por eso respondió creando los mayores estudios de animación digital del mundo. Por eso, porque faltaba él, Apple vivió una crisis que casi se la lleva por delante, y por eso, precisamente por eso, volvieron a ficharle en 1997: para poder volver a visitar el país de los sueños, ese en el que todo sale bien. Por eso, por él, por Steve Jobs, Apple se ha convertido recientemente en la empresa más valorada del mundo.

Por desgracia, vacíos como los que dejan personajes de su talla no se llenan con palabras. A veces vale más una simple despedida:

¡Hasta siempre, Maestro!