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Son imprescindibles para la supervivencia del ecosistema

El rescate de la abeja cántabra

Los cambios de los patrones climáticos afectan a su población en la región

Por Álvaro García de Polavieja

Es curioso. Cuando oímos hablar del cambio climático tendemos a pensar en lugares como Copenhage o Kyoto, o, en el mejor de los casos, nos acordamos de Tuvalu. Y es curioso porque, teniendo en cuenta que el cambio climático es un fenómeno global, ¿no deberían sentirse sus consecuencias también en Cantabria? Así está ocurriendo, y si no que se lo pregunten a la abejas.

Las abejas son fundamentales para la supervivencia del ecosistema en el que vivimos, pero en los últimos años se están viendo afectadas por diversos factores. El aumento de la temperatura, que es leve pero existe, está teniendo un impacto muy negativo entre su población. Si a esta circunstancia le añadimos los efectos de los pesticidas, de las plagas invasoras y de otros desequilibrios climáticos, como la alteración de los patrones pluviométricos, el peligro que viven las abejas en nuestra región se hace evidente. Pero, ¿por qué son tan importantes las abejas? Pues porque son un eslabón fundamental en la cadena trófica, es decir: a menos abejas, menos polinización, a menos polinización menos frutos, y menos frutos significan menos plantas. Sin plantas, los animales herbívoros no pueden sobrevivir, y sin éstos los carnívoros tampoco. Esta es, grosso modo, la esencia del problema.

En Cantabria, esta circunstancia se está dejando sentir especialmente en la zona más occidental de la región, que se corresponde con los Picos de Europa. Un hecho que está repercutiendo en dos de las especies más emblemáticas de esta tierra, como son el urogallo y el oso pardo. Con todo, esta preocupante situación tiene solución. A corto plazo, el desarrollo de programas de repoblación como los llevados a cabo en Asturias por FAPAS y por FIRES, centrado en la instalación de colmenas en las zonas más accesibles del ecosistema, han dado ya algunos resultados.