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Escuchar. Un paso adelante para miles de personas

La ciencia y la investigación médica son dos de las materias donde encontramos cada pocos meses mayores alegrías cuando repasamos las noticias en cualquier medio de comunicación. Hoy sin ir más lejos deseamos compartir contigo desde Piquio.com uno de los logros médicos que más nos ha gustado. Nacer sin nervios auditivos, los encargados de transmitir al cerebro los estímulos sonoros, era sinónimo de sordera crónica, ya que estos pacientes no pueden beneficiarse de audífonos ni implantes cocleares. Por este motivo, Antonio y Carmen, los padres de Carmen Serrano, una niña de Murcia de año y medio que nació con esta enfermedad congénita, lo pasaron muy mal hasta que Manuel Manrique, de la Clínica Universitaria de Navarra, les propuso someter a la pequeña a un implante auditivo de tronco cerebral, una intervención que sólo se ha hecho 38 veces en el mundo en niños menores de 12 años. Su hija iba a ser, además, la paciente más joven del mundo en recibir uno de estos implantes.

Los padres de Carmen aceptaron y hoy, cinco meses después de la operación, que implicó abrir un orificio de tres por tres centímetros en el cráneo e instalar una placa con electrodos, han comprobado cómo Carmen ya emite sílabas y les mira a la boca cuando hablan. "Aceptamos aferrándonos a la única posibilidad de mejora para Carmen y hoy podemos decir que la recuperación ha sido rapidísima y notamos importantes mejoras", explican los padres.

La operación, realizada en octubre por un equipo de especialistas liderado por el otorrinolaringólogo Manuel Manrique y el neurólogo pediátrico Bartolomé Bejarano, y cuyos resultados se dieron a conocer hoy en Pamplona, consiste en implantar electrodos sobre los núcleos cocleares en el tronco cerebral, que son los encargados de procesar el sonido del exterior, consiguiendo que, en ausencia de nervios auditivos, la información llegue hasta el córtex auditivo, el lugar del cerebro donde se interpretan los estímulos acústicos.

Los electrodos se conectan a su vez, durante la misma operación a un equipo externo dotado de un emisor-receptor, que se instala en la cabeza del paciente y transmite el sonido al interior a través de ondas de radiofrecuencia. El equipo incluye también un micrófono, que se coloca detrás de la oreja del paciente y que a su vez está conectado a un procesador, que resulta necesario para modular las características de las señales sonoras recibidas a través del micrófono.

La última fase del procedimiento es muy compleja en pacientes pediátricos, ya que consiste en determinar los parámetros de estimulación que se van a marcar en el dispositivo implantado. El problema radica en que una niña de la edad de Carmen "no puede expresarse y, por tanto, no puede facilitar información sobre sus percepciones", según explica Manuel Manrique. "Tenemos que actuar con mucho cuidado y esperar pequeños resultados que nos guíen para poder introducir las modificaciones oportunas en la estimulación", agrega Manrique, que sin embargo reconoce que las expectativas de los resultados auditivos son mejores en niños que en pacientes de edades más avanzadas. Y es que ver la cara de los padres o el rostro de un niño/niña que oye por primera vez es una de las cosas más hermosas de las que podemos ser testigos.