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Clave para sentirte bien: Andar

¿Quieren saber cuál es la fórmula más eficaz y sencilla de estar en forma y sentirte bien? ¡Andar! Sale más a cuenta encontrar media hora al día para salir a estirar las piernas que pasarse horas en el gimnasio. Caminando los músculos se tonifican, la mente se libera y además no hay riesgo de lesiones. Todo un formulario para encontrarnos bien que es como deseamos en nuestra ventana al mundo Piquio.com. Andar te libera de todos los pensamientos negativos que se apoderan de ti y te hace sentirte mejor.

Los médicos creen que andar puede resultar un arma muy eficaz para combatir epidemias del nuevo siglo como el sedentarismo y la obesidad. Eso sí, no vale caminar de cualquier manera. Una postura correcta y el calzado adecuado serán los mejores aliados en esta actividad que nunca debería faltar en nuestra rutina diaria

La obsesión por encontrar un hueco en la agenda para poder ir al gimnasio es tan grande que muchas veces la gente se olvida de que tiene a su alcance la mejor receta de salud: ¡Andar! Lo dicen los cardiólogos, lo confirman los traumatólogos y lo saben quienes ya han introducido esa rutina en sus vidas. Andar treinta minutos al día es la mejor fórmula para estar en forma, y lo que es más importante, sin riesgo de lesionarse.

Sólo media hora, no hace falta más: es tan fácil como decidir ir andando al trabajo, aunque sólo sea un tramo. Pero ¡ojo! no vale con andar de cualquier manera. Una postura correcta y una respiración y calzado adecuados son imprescindibles para sacar provecho.

"El sedentarismo es el mejor aliado de una grandísima parte de las nuevas epidemias de nuestro siglo", cuenta Norberto Galindo Planas, angiólogo y cirujano vascular que asegura que "el ejercicio físico alarga la vida y disminuye el riesgo de enfermedades vasculares". Y, además, añade, "supone una ayuda para controlar los niveles de colesterol y mantiene a raya la obesidad y la hipertensión arterial. Y también disminuye ostensiblemente las complicaciones de las varices, previene la aparición de la osteoporosis y previene la degeneración articular".

A las seis semanas las mujeres del último grupo habían conseguido una mejora de su rendimiento cardiovascular del 14%, la mejora del rendimiento de las mujeres del tercer grupo fue del 9% y la de las mujeres del segundo del 4%", explica Comellas para ilustrar que "no hace falta correr para que nuestro sistema cardiovascular mejore su rendimiento, además, cuando andamos castigamos menos nuestras rodillas y la espalda, y es muy difícil que se produzcan lesiones".

Sin embargo, es imprescindible adoptar una postura adecuada para evitar problemas de salud y sobre todo de espalda. Para comenzar hay que apoyar correctamente el pie, repartiendo un 33% de peso en cada uno de los tres puntos que forman el triángulo de la planta (talón, base del primer dedo y base del quinto). Y luego hay que alinear bien el cuerpo. Vista de perfil la posición sana es la que permite dibujar una línea recta que comienza por la oreja, pasa por el hombro, el medio de la cadera y sigue la línea recta de la pierna hasta el maléolo tibial (parte interna del tobillo). Y de frente hay que ver una línea recta desde la rodilla hasta el centro del pie pasando por la cadera.

Pero luego está la colocación de las piernas. "Son habituales las alteraciones en la alineación de las piernas ya sea por genovárum (separación excesiva entre las rodillas) o por genoválgum (cuando las rodillas se tocan entre sí y los pies quedan demasiado separados). Estas alteraciones provocan cambios que varían la posición de la cadera y determinan la de toda la espalda, por lo que finalmente se carga toda la zona lumbar y cervical y puede provocar también juanetes, problemas para respirar y en algunos casos incluso disfunciones digestivas", añade el técnico en fitness y especialista en educación postural. El traumatólogo José M. Cavanilles-Walker, especialista en cirugía ortopédica y traumatología del hospital Universitari Germans Trias i Pujol, advierte, sin embargo, que "el genovárum es una alteración estructural que afecta a la correcta alineación del fémur y la tibia, muy común en los bebés, y que desaparece entre los 2 y los 4 años siendo su presencia en edad adulta la respuesta a diferentes causas como infecciones, tumores, traumatismos si bien la mayoría de casos que vemos en la práctica diaria son idiopáticos (o sea, no se deben a ninguna causa identificable) que en general no supone un impedimento para la marcha normal".

Cavanilles-Walker añade que "es cierto que este grupo de personas tiene mayor tendencia a presentar lesiones del menisco interno y a desarrollar artrosis de rodilla de forma precoz". Según el especialista, "el genoválgum es una deformidad relativamente común en niñas, que generalmente se soluciona en cuanto pegan el estirón. Aquellos casos en que la deformidad persiste podrían deberse a alguna enfermedad concomitante como la obesidad. Este tipo de pacientes típicamente puede desarrollar problemas rotulianos, condroma lacia y artrosis de rodilla y en muchos casos sólo tienen solución quirúrgica". Finalmente, los brazos y la respiración son los otros dos grandes aliados del buen andar. "Ambas cosas deben ser automáticas. Los brazos equilibran nuestros pasos, por lo que avanzamos el brazo contrario a la pierna que se mueve y la respiración debe ser autorregulada pero teniendo en cuenta también que "debemos utilizar el diafragma como lo hacen los bebés, es decir, notando que con la entrada del aire se hincha como un globo", advierte Comellas.

Aunque parezca mentira, hay mucha gente que no respira correctamente. Una acción tan automática, imprescindible y sencilla como ésta se hace incorrectamente en muchos casos. Y más en las prisas de las ciudades, donde sobre todo es muy identificable la respiración corta y desacompasada que acompaña a las personas con estrés. En estos casos, el aire no llega al diafragma, por lo que cada vez se sienten más ansiosos y más nerviosos.

Por estas razones Comellas cree que el hecho de andar esta media hora diaria que prescriben los especialistas no sólo puede resultar de gran beneficio físico, sino también puede "ayudarnos a tomar conciencia de nuestro cuerpo, de cada uno de nuestros músculos y de la respiración". Y ello, a su vez, nos ayuda a "tomarnos la vida con más calma, a vivir más intensamente y con menos estrés".