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Felicidad

La fórmula de la felicidad

Podemos definir la felicidad como una emoción que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. La búsqueda de la felicidad ha sido una constante en la historia de la humanidad: la eudaimonia para los griegos, la felicitas para los romanos o la beatitud para los cristianos. Desde entonces, se han desarrollado multitud de teorías acerca de la felicidad y cómo alcanzarla. Ya Aristóteles pensaba que la felicidad es el objetivo principal de todas las personas. Ahora bien, el problema está en cómo definimos ese estado de sumo bienestar. El psicólogo Ed Diener estableció el término bienestar subjetivo o felicidad, que definió como la evaluación que hace la persona de su vida.

Esta evaluación que todos hacemos de nuestra vida tiene dos componentes: un componente cognitivo (establecemos juicios sobre nuestra satisfacción con la vida) y otro afectivo (hacemos valoraciones afectivas sobre nuestros estados de ánimo y emociones). Las personas que tienen un alto grado de felicidad muestran generalmente un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que se sienten motivadas a conquistar nuevas metas.

Se entiende en este contexto como un estado de ánimo positivo. Dicho estado de ánimo es subjetivo y, por tanto, no se refiere a un hecho autopercibido. Esto implica que una misma serie de hechos puede ser percibido de manera diferente por personas con diferentes temperamentos, y por tanto lo que para una persona puede ser una situación feliz para otra puede llevar aparejada insatisfacción e incluso frustración. Es por esa razón, que la felicidad a diferencia de otros hechos relacionados con el bienestar se considera una situación subjetiva y propia del individuo (en contraposición a hechos objetivos en los que diferentes observadores concordarían).

¿Qué nos hace más felices?

Actualmente se conoce que la variabilidad en los niveles de felicidad que experimentan los individuos se ven influidos por tres grupos de factores (en orden de importancia):

  • Factores genéticos.
  • Factores asociados a la consecución de objetivos y deseos.
  • Factores socioambientales.

Igualmente es un hecho bien establecido, que el juicio sobre si uno mismo es feliz está influido por razones culturales.

Diferentes estudios han llegado a la conclusión de que es la frecuencia de las emociones positivas lo que nos hace más felices. Es decir, la mayor felicidad es la que se deriva de emociones positivas muy frecuentes (aunque sean de intensidad baja) y no la que experimentamos con emociones muy intensas.

La reputada profesora e investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de California Sonja Lyubomirsky concluye que, pese a lo que solemos pensar, la felicidad personal no depende de factores como el dinero, el trabajo, la pareja o la juventud. En realidad, sólo un diez por ciento en términos de felicidad se apoya en circunstancias externas. La capacidad para la felicidad es innata en un cincuenta por ciento, pero el cuarenta por ciento restante se atribuye a lo que hacemos y a lo que pensamos; esto es, a nuestras actividades intencionadas y a nuestras estrategias mentales. Por eso, todos y cada uno de nosotros poseemos aún un amplio potencial para la dicha y el bienestar al que podemos acceder poniendo en marcha una serie de acciones compuestas por tres elementos como son:

  1. Cambiar nuestra forma de pensar y actuar, modificando nuestra forma de pensar hacia una visión más optimista.
  2. Implicarnos en las acciones que llevemos a cabo. Una buena forma para implicarnos en aquello que llevemos a cabo es plantearnos metas significativas para nosotros. Pensar en aquello que nos gustaría alcanzar en nuestra vida y programar metas pequeñas que nos lleven en esa dirección.
  3. Desarrollar algún esfuerzo. Para que la actividad con la que nos implicamos surta efecto sobre nuestra felicidad, debe implicar algún esfuerzo. Cuando alcanzamos algo significativo para nosotros y que nos ha costado gran esfuerzo, nos sentimos autorrealizados, componente psicológico que contribuye en gran medida a nuestro bienestar.